18 nov 2013

18/11/2013 El TIFÓN HAIYAN DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO


Los  desastres naturales (inundaciones, tsunamis, huracanes, etc.) originan y  agravan las situaciones de desigualdad de las mujeres en los países  donde ocurren. Ya sucedió en Haití, y ahora ocurre en Filipinas.

En los primeros  momentos de una catástrofe tener  acceso a  la información es fundamental, para poder enfrentarse ella. Pero las mujeres que constituyen el 64% de las personas analfabetas del mundo tienen serios problemas para comprender las instrucciones de evacuación  que emiten las autoridades locales. A esto hay  que añadir su generalizado aislamiento doméstico  y sus responsabiliades en el cuidado de criaturas  y personas mayores que les impide desplazarse a zonas seguras.

En las situaciones posteriores a los desastres se multiplican sus responsabilidades para poder proporcionar agua y alimentos a las personas bajo su cuidado. Muchas veces deben permanecer en lugares inseguros con sus  familiares incapacitados que no pueden ser evacuados. 
                                                                       Foto.:Internet
Situaciones de  embarazo y  lactancia incrementan la vulnerabilidad de las mujeres, pues tienen mayores necesidades nutricionales y su movilidad limitada. La aparición de epidemias,  por la acumulación de cadaveres y  la falta de agua potable también inciden en la situación de las mujeres ya que a veces   tienen menor acceso a los servicios médicos  que los hombres y además su carga de trabajo se ve incrementada, por el tiempo que invierten en cuidar a las personas enfermas.
Se incrementan las posibilidades de abusos sexuales ya que hay escasas medidas de protección y vigilancia en los campamentos provisionales que se levantan para  las y los damnificados, donde la mayoría de las veces hombres, mujeres y niñas comparten los servicios sanitarios y de higiene.
Tras un  desastre natural las mujeres tienen menos posibilidades de encontrar empleo ya que la oferta laboral suele estar enfocada a roles masculinos

Todas estas circunstancias  hacen  necesaria la inclusión de la perspectiva de género en cualquier acción solidaria que se realice en una zona afectada por una catástrofe

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