Glaciar Nigardsbreen. Noruega. Foto Teresa Claramunt
El consumo de
agua por parte de la humanidad es imparable. El aumento de la población mundial
y la expansión de la industria y la
agricultura han hecho que el agua se convierta en un recurso frágil. El 47% de los habitantes del
mundo carece de infraestructuras de saneamiento, y más de 700 millones de personas tienen
serios problemas de acceso a agua potable. Más del 40% de esta población vive
en el África subsahariana.
Las mujeres
saben donde se encuentran las fuentes locales de agua y conocen su calidad y
potabilidad. La recogen, almacenan y controlan su uso e higiene. La reciclan,
usan la menos limpia para lavar y regar y dan el agua de escorrentía al ganado.
Estas tareas suponen a menudo un día entero de trabajo. Millones de mujeres
emplean un promedio de cinco horas al
día en ir a por agua, aunque sea insalubre. A esto habría que añadir que algunas
mujeres se enfrentan a amenazas de
violencia o violación cuando recorren largas distancias en esta búsqueda.
La dura tarea
de ir a buscar agua a pozos distantes para uso familiar a menudo recae en las
niñas, por razones de discriminación y de los papeles asignados en razón del
género. Esto trae como consecuencia que en lugar de asistir a la escuela, las
niñas pasen horas dedicadas a esa tarea de conseguir agua, y cuando tienen la
buena suerte de poder hacerlo están a menudo demasiado cansadas para realizar
cualquier tarea de aprendizaje
Las mujeres
desempeñan un papel clave en la educación de las niñas y niños respecto al tema
del agua. Cada año, mueren cerca de dos millones de niñas y niños a causa de
enfermedades relacionadas con la diarrea, por lo que educarles para que se laven las manos sigue siendo un
medio muy simple y eficaz de prevenir tales enfermedades. También juegan una
función fundamental en el
abastecimiento, la gestión y la protección del agua; sin embargo, esta tarea
primordial de la mujer como proveedora, consumidora de agua y conservadora del
medio ambiente, rara vez se ha reflejado
en disposiciones institucionales para el aprovechamiento y la gestión de los
recursos hídricos
Son pues
necesarias políticas efectivas que aborden las necesidades de las mujeres y las
preparen y doten de la capacidad de participar, en todos los niveles, en
programas de recursos hídricos, incluida la adopción de decisiones y la
ejecución de las mismas.
La Alianza de
Género y Agua (GWA) fue creada con ocasión del II Foro Mundial del Agua (La
Haya marzo de 2000), con el objeto de transversalizar el enfoque de género en
la gestión del agua y promover un acceso equitativo de mujeres y hombres a un
agua segura y adecuada, tanto para uso
doméstico, como para saneamiento, seguridad alimentaria y sostenibilidad del
medio ambiente. Es una red mundial de organizaciones y personas que trabajan en
el sector de agua y en la transversalización del enfoque de género, es decir,
por la incorporación de las consideraciones de género en las políticas y
prácticas del agua a todos los niveles
Tanto las
conferencias internacionales de los últimos 15 años como el Decenio
Internacional “Agua para la Vida” (2005-2015), actualmente vigente, han
resaltado la importancia de fortalecer la participación de las mujeres en todas
las actividades de desarrollo relacionadas con el agua, a fin de capitalizar el
conocimiento y la capacidad que estas tienen como de gestoras de los recursos
hídricos.
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