29 mar 2017

CIENTÍFICAS EN LA LITERATURA DE FICCIÓN 11. MARIE CURIE-JED RUBENFELD


El libro del escritor estadounidense Jed Rubenfeld, La pulsión de la muerte (2012)  es una novela de intriga  política y científica. Una de las protagonistas es Colette Rousseau,  una discípula de Marie Curie que está en EEUU   apoyando una campaña de recaudación de fondos para poder comprar  un  gramo de radio para la eminente científica Marie Curie. A través de la historia de Colette se introduce mucha información sobre Madame Curie, sobre su relación con Paul Langevin,  sobre el trabajo conjunto de Marie y Pierre, de las muchas críticas que recibió,  sobre las camionetas con unidades portátiles  de rayos X en la guerra, sobre su salud, su aspecto., etc. Un ejemplo puede ser la descripción de como la protagonista conoció a Marie Curie:

- ¿Cómo conoció a Madame Curie?
La chica respondió al cabo de un rato
-Fui a la Sorbona y les dije que quería estudiar química. Tenía diecisiete años. Todos se rieron de mi porque no había hecho el bachillerato. Por casualidad, o fue la providencia, ¡quién sabe?, Madame entró en aquel momento. Nos había oído. Su presencia les aterraba. Parece mayor, pero es muy bondadosa. No sé por qué, pero se interesó por mi cuando supo que mi padre me había enseñado matemáticas y ciencia (pág. 77).  

La presencia de Marie Curie en la narración es tan potente que incluso, durante siete páginas,  se convierte en un personaje secundario. Ocurre  cuando es visitada por Colette y Younger, otro personaje principal de esta novela, para solicitarle una opinión sobre el caso que ambos están investigando.

(…)Tras saludar a viejos amigos, Colette condujo a Younger hasta la entrada de una habitación de techo alto, con una amplia ventana y un escritorio en lugar de una mesa de laboratorio. Dentro de la habitación, una mujer de pelo gris daba instrucciones a un ayudante que embalaba artefactos científicos en una caja con mucho cuidado.
Colette golpeó con los nudillos la puerta abierta y dijo:
-¿Madame?
Marie Curie se volvió y fijó la mirada:
-¿Quién es?
-Soy Colette, Madame.
-Hija mía –exclamó Madame Curie, radiante de alegría-. Ven aquí. Ven aquí ahora mismo.
Marie Curie tenía cincuenta y dos años pero aparentaba más. Pequeñas líneas verticales le fruncían el labio superior, y tenía manchas en las manos y rojas las yemas de los dedos. Llevaba el pelo recogido en un moño prieto. Un sencillo vestido negro le cubría el cuerpo entero, desde el cuello ceñido y las mangas largas hasta la falda que le llegaba a los pies. Su porte, no obstante, era erguido y orgulloso, y la suya era una de esas frentes tan despejadas y hermosas que transmiten serenidad a pesar de las adversidades del infortunio humano (pág. 379).  

En cuanto a la protagonista, Colette Rousseau  ha logrado ser  radio química, compaginando estudios y trabajo. Colette había empezado a trabajar en París con Marie Curie en los camiones portátiles de los rayos X, y en numerosas ocasiones expresa su admiración por la descubridora del radio,  sus ansías de estudiar en la Sorbona, y de  las dificultades para conseguirlo, ya que al terminar la guerra los hombres volverán a sus estudios  y habrá menos oportunidades para las mujeres.


 La trama de la novela la traslada a Nueva York,   y allí también trabaja en un laboratorio. Toda la narración abunda en continuas alusiones a Madame Curie y a aspectos de su vida. No obstante  en la construcción del personaje de Colette tiene mayor peso  su historia familiar y sus relaciones afectivas que su trayectoria profesional.

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