8/09/2016
La golondrina negra (2013), es una novela negra escrita por la danesa Sissel-Jo Gazan, doctora en Biología. A su vez la trama esta protagonizada por una bióloga y un policía que tratan de esclarecer la muerte de un investigador universitario, en el departamento de Inmunología del Instituto de Biología de la Universidad de Copenhage.
La golondrina negra es una obra que a priori reunía muchos ingredientes para ser analizada desde la perspectiva en que son tratadas las mujeres científicas en una obra de ficción.
En la obra se presentan numerosas situaciones en los que la científica protagonista Marie Skov se ve sometida a conflictos emocionales por parte de su padre y de su marido. El papel autoritario del padre es evidente en su reacción cuando su hija, que había empezado a estudiar Medicina, tras suspender varias veces un examen, decide estudiar biología:
"Cuando Marie suspendió el primer parcial oral (......). Frank estrelló los puños contra la mesa con tanta fuerza que hizo bailar el plato de filetes rusos." (pág. 65).
Las dificultades de Marie para conciliar la vida familiar y la investigación ponen en evidencia a un marido machista y nada solidario. Algunas de estas situaciones de crisis familiar aparecen en el texto bastante ridiculizadas:
"A Jesper le cambiaban constantemente los turnos de guardia en el reparto de Cirugía Ortopédica del Rigshospitalet y no paraba de repetir que necesitaba que en casa las cosas marchasen como la seda, de modo que ella se dejaba la piel las veinticuatro horas del día para que todo funcionara. Aun así, Jesper cada vez se mostraba más molesto cuando la casa estaba desordenada, cuando no encontraba calce tineslimpios por la mañana,..". (págs 99-100).
El carácter andrócentrico de la ciencia aparece también reflejado en esta novela en boca de la hermana de la protagonista, cuando ésta comunica a la familia que ha finalizado su carrera de biológicas:
"- Yo he terminado la carrera de Biólogicas- le explicó Marie.
- Mola; la Einstein de la familía." (pág 105).
En cuanto a la aparición de otros personajes científicos, la mayoría son hombres y casi todos ellos ficticios. Únicamente hay una personaje real: Benjamin Jetsy (1736-1816), un grajero que inoculó a su mujer y a sus hijos pus de una vaca enferma de viruela para evitar que enfermasen, y al que la autora considera inventor de las vacunas. Resulta llamativo que para ilustrar esta historia, la autora no haya utilizado la fígura de Lady Mary Woortley Montagu (1689-1762), quién después de viajar a Turquía y ver como en ese país trataban el tema de la viruela, inoculó de forma preventiva a su hija. Esto ocurrió, cincuenta y seis años antes del episodio de Benjamin Jetsy.
Isaac Asimov, en su obra Momentos estelares de la ciencia (1984) recogía la aportación de Lady Mary Wortley Montagu a la historia de las vacunas en estos términos:
"Una noble inglesa, Lady Mary Wortley Montagu, regresó de un viaje a Turquía e informó que los turcos tenían el hábito de inocularse deliberadamente con líquido tomado de casos leves de la enfermedad. La persona inoculada contraía entonces una forma benigna de viruela y se inmunizaba a un coste muy bajo. Lady Mary tenía fe en sus observaciones e inoculó a sus propios hijos." (pág. 73).
Lástima que Asimov le añadiera el siguiente comentario:
"Lady Mary era sin duda una mujer brillante, pero también una especie de mariposilla social; costaba tomarla en serio, y los médicos desde luego no lo hicieron".(pág. 73).
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