Ayer, a los 103 años de edad, murió la médica y premio nobel Rita Levi Montalcini. Junto a Wangari Maathai y Lynn Margulis,ambas fallecidas en 2011, formaban la triada de científicas de referencia que me han acompañado desde que inicié los estudios de biología. A todas ellas les he dedicado una entrada en este blog.
Como homenaje a la "señora de la ciencia", como se le llamaba respetuosamente en Italia, recupero el texto que escribí el día de su último cumpleaños:
Rita Levi Montalcini nació en Turín en el seno de una
familia culta y acomodada. Inició su escolarización, en una escuela pública
cercana a su casa. Estudio medicina en la facultad de Turín y en su segundo año
entró como interna en el Instituto de Anatomía. Durante su estapa universitaria
coincidió y compartió estudios con otros estudiantes que posteriormente también
destacaron en el campo científico, entre ellos Salvador Luria y Renato
Dulbecco, prtemios nobel en 1969 y 1975 respectivamente.
En 1938 finalizó sus estudios de
Medicina y continúo trabajando en el Instituto de Anatomía y en la
Clínica Neurológica, pero tuvo que abandonar, ambos puestos al ser
destituida por las leyes
raciales que le prohibían el ejercicio de su profesión por ser judía.
Esta
situación le impulsó a aceptar la oferta de un puesto de trabajo en el
Instituto Neurológico de Bruselas, en la navidad de 1939, ante la
inminente
invasión alemana del país, Rita decidió volver a Italia. Ante la
imposibilidad
de continuar sus trabajos se decidió a volver, de forma clandestina, a
la
práctica de la medicina, cuidando a pacientes que desafiaban las leyes y
a los
que ya había atendido anteriormente en la clínica universitaria. Sin
embargo la
obligación de tener que recurrir a un médico ario para que firmara las
recetas
le hizo abandonar también esa actividad.
En otoño de 1940, tras un periodo
de inactividad, decidió retomar su labor investigadora instalando un
laboratorio clandestino en su casa. Pasó el invierno y la primavera de 1941
ocupada en los preparativos de su nueva tarea y en los primeros experimentos
con embriones de pollo que incubaba en su propia casa. Tuvieron que abandonar
Turín e instalarse en el campo, donde Rita continúo sus trabajos en unas
condiciones todavía más precarias. Desde 1943 a 1945 la familia Levi se instaló
en Florencia, donde Rita volvió a ejercer la medicina y la enfermería, siendo
este el último periodo de su vida en el que ejerció esta profesión.
Tras la liberación de Italia toda
la familia volvió a Turín y ella se reincorporó a su antiguo trabajo.
Consciente de la inadecuada formación científica que tenía para sus
investigaciones se matriculó en Biología e inició una recuperación de la
normalidad.
En septiembre de 1946 Rita Levi
Montalcini viajo a América y lo que
debía ser una estancia corta se prolongó, con largos intervalos en Italia,
durante treinta años. Sus comienzos en
la Washington University de Saint Louis (Missouri) estuvieron llenos de dudas
tanto sobre sus investigaciones como sobre la propia neuroembriología. Dudas
que terminaron al observar en los embriones de pollo procesos migratorios y
degenerativos de las células nerviosas y que fueron el inicio de todas las
investigaciones que le condujeron a descubrir el factor de crecimiento de los
nervios (NGF). Trabajos por los que recibió el Premio Nobel de Medicina y
Fisiología en el año 1986, veintisiete años más tarde de haber finalizado el
trabajo de investigación junto a Stanley Cohen..
En 1960 y tras un viaje a Italia para impartir
una conferencia decidió establecer una unidad de investigación en Italia. A
partir de entonces Rita vivió la mitad del año en Italia y ello le permitió recuperar
su vida familiar. En 1979 alcanzó la edad legal de la jubilación y abandonó la
dirección del laboratorio de Biología Celular, aunque a pesar de ciertas
reticencias, prolongó su trabajo en el mismo, en calidad de superexperta
durante ocho años más.
El reconocimiento de la figura de
Rita Levi Montalcini por parte de la comunidad científica es notorio. Así lo
demuestran los numerosos premios, doctorados honoris causae y condecoraciones
que posee, entre ellos el Premio Rosenstiel de la Universidad Braudein (1982),
el Premio Horwitz de la Universidad de Columbia (1983). En el ámbito científico
español su labor ha sido reconocida por la concesión del Diploma Cajal en 1988
y la Medalla de Oro del Consejo de Investigaciones Científicas que le fue
otorgada en 1990. En Agosto de 2001 recibió del presidente de la República
italiana el nombramiento de Senador vitalicio por sus altísimos méritos en el
campo científico y social.
Aparte
de su obra autobiográfica Elogio
dell`imperfezione (1987), Rita Levi Montalcini es autora de numerosos
ensayos: NGH: apertura di una nuova
frontiera nella neurobiología (1989),
Il tuo futuro (1993), Senz´olio
contra vento (1996), L´asso nella
manica a brandelli (1998), La
galassia mente (1999), I nuovi
megallani nell´er@ digitale (2006), Abbi
il coraggio di conescer (2011).
Rita
se ha mostrado siempre muy implicada en actividades de interés social tales
como las campañas contra las minas antipersona o contra la pena de muerte.
Desde que fue nombrada Embajadora de la FAO en 1999, Rita Levi Montalcini ha
publicado en numerosos medios de comunicación artículos y editoriales sobre el
sufrimiento que representa el hambre para amplísimos sectores de la población
mundial. En el año 2001 participó en una campaña publicitaria del grupo
Telecom, donando el dinero recibido a las mujeres africanas. Rita tiene una
gran confianza en el papel que las mujeres deben tener en la corrección de
desigualdades e injusticias sociales. Sus palabras al respecto no ofrecen la
menor duda: “ las mujeres deberían tomar
el liderazgo en asuntos sociales. Han demostrado siempre que son más sensibles
a los problemas de violencia e injusticia. Demasiados niños son adictos a las
drogas y a la criminalidad. La educación de los niños es todo un reto para el
futuro. Para esta tarea confío en la capacidad de enseñar de las mujeres. Creo
mas en las mujeres que en los hombres, ellas son más capaces de solidaridad”.
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